Día 1 Campus: ¡Ya estamos aquí!

Llevarte semanas y semanas esperando estos momentos hace que llegues al primer día de campamento agotado. ¿Por qué? La noche anterior a venir pocos duermen bien, los nervios, las maletas,… ‘uff’!! ¡Qué agobio! Pero cuando el autobús echa a rodar y les dimos los dos besos a nuestros padres, ya no hay ninguna inquietud, sólo ganas de pasarlo bien.

Unas horitas de viaje para llegar a Chipiona es lo de menos cuando las ganas se apoderan de ti, y más si a mitad de camino nos tomamos en Las Cabezas una buena tostada con pan de pueblo y jamón, aunque se te cayese Antonio Jesús,… menos mal que fue buena gente el camarero y te puso otra.

Llegar al albergue u hotel como le decimos nosotros y escuchar entre los niños un ‘ooohhh’ nos hace ver que hemos acertado con la elección del sitio donde pasar las noches,… porque los días entre la playa y el baloncesto. ¡No tenemos tiempo! Nada más llegar, recuento que hacen ellos mismos contando su número en alto… “1,2,3,4,…y así hasta 27”. Y ya por fin, tras dejar los macutos en nuestros cuartos, para la playa aligerando que es gerundio.

Taller de socorrismo. Explicar las normas básicas de auxilio y hacer una pequeña demostración por parte de ellos. La verdad es que no les salió muy bien… algunos ahogaban más al que se lo estaba haciendo de broma en vez de salvarlo. Nos echamos unas risas. Después nos tomamos un pequeño baño.

Hora de la comida, todos teníamos mucha hambre debido al cansancio acumulado. Y sí, sólo eran las 14:30 horas y ya no podíamos más. Nos sorprendieron gratamente los niños que comieron muy bien, especialmente Lucia y Carmen María que se atrevieron con el pescado ‘raro’ como decían los otros niños. Ellas dos recibieron el primer premio (unas muñequeras de baloncesto) de los muchos que iremos dando a lo largo de estos días.

Ya tocaba pabellón y baloncesto. Tras comer nos fuimos a las pistas. En el camino de ida Miguel Ángel e Ismael fueron los que llevaron mayormente las pelotas, pero eso no podía ser. A la vuelta los más pequeños, entre tres, lograron llevar los sacos de balones, un ejemplo de ayuda y colaboración entre compañeros.

En la sesión de finalizaciones acabamos todos muy contentos con los pequeños porque aprendieron diferentes entradas a canasta. Sólo necesitamos pulirlas un poco más para tener un amplio abanico de posibilidades entre nuestros recursos. Las entradas a un paso, los caballitos, las sony,… ya, ya, ya les contaréis a vuestros padres. Y los grandes, algunos notaron el llevar tantos días sin hacer baloncesto. Pero también pasaron un buen rato aprendiendo de las diferentes finalizaciones.

Tras terminar ¡Fruta para todos! Como merienda. Aunque Claudia quería sus peras. ¡Qué de vueltas para encontrar unas peras y al final se tuvo que conformar con unas peritas de San Juan que le gustaron mucho. Los otros tuvieron ciruelas, naranjas, manzanas,… todo muy sano.

Llegamos al hotel y directos para la ducha. Después nos fuimos a ver un poco la selección española de baloncesto femenino. Un poco digo porque ya eran las 21:10 horas y teníamos que comer. En esta ocasión sí que tomamos de todo un poco, aprendiendo de las chicas premiadas de este mediodía. Carmen María tardó un poco más en comer, pero no pasa nada, porque Isabel se quedó con ella allí hasta que se lo terminase todo.

Por la noche, un pequeño paseo por el paseo marítimo con nuestras flamantes camisetas naranjas fosforitas cortesía del Ayuntamiento de Brenes que se las regaló a cada niño ¡Anda que nos íbamos a perder! Éramos los naranjitos. En la playa algunos hicimos un poco de Acrosport (figuras con el cuerpo), otros se fueron a tomarse una granizada y un helado.

Las 23:45 y ya no podíamos más. Llegamos al hotel y a descansar que todavía nos quedan cuatro días de diversión para pasarlo bien con nuestros amigos de la playa y del baloncesto.