viernes, 28 de junio de 2013

Día 4 Campus: El último partido del campamento




Da coraje que cuando los niños están habituados a todo esto, las llamadas rutinas, se termine el campamento. Esto es así. También hemos aprendido a hacer recuento en menos de 10 segundos. El 1,2,3,4, y así hasta 27. Cada vez nos encontramos más a gusto. Cada día que pasa conocemos mejor a nuestros compañeros. Cada segundo que estamos al lado de nuestros amigos aprendemos cosas de ellos que ni nos imaginábamos. Tolerancia, cuan importante es en estas edades. Si a ello le unimos esa pizca de independentismo que sacan los pequeños de aquí, el coctel es sumamente beneficioso.

Era nuestro último día de baloncesto y lo íbamos a aprovechar al máximo. Por la mañana empezamos con unos concursos de habilidades y un street basket donde los jugadores desempeñaron todas sus habilidades con el balón. Tras el almuerzo, las chicas aprovecharon para pintar sus figuras de barro que hicieron el día anterior. ¡Tenemos una niña prodigio para el arte! Carmen María hizo un corazón para su familia que el mismísimo Miguel Angel lo hubiera firmado. Alba y su Bob Esponja también son para mencionar. Claudia se entretuvo mejor buscando entre los diferentes colores como conseguir el marrón. Al final lo consiguió pero a costa de que todo su cuerpo se llenase de pintura.



Por la tarde fuimos al pabellón pero esta vez en grupos de cuatro en cuatro en el coche del monitor Acuña para no hacer el camino andando con el sol. En el partido final, muchos demostraron todo lo aprendido en días anteriores. Los grandes tuvieron concurso de tiros también, con una buena actuación de Jaime y Marquez. La competitividad es algo bueno si es controlado, y a estos chicos y chicas le sobran por los cuatro costados.

Como siempre, llegábamos tarde a la cena, menos mal que los cocineros del buffet libre nos esperaron. Al terminar, tuvimos la fiesta final, con zumos y chuches en una de las salas del albergue mientras veíamos el fútbol. ¡Qué guapos estaban! Sólo nos faltó el desfile de modelos. Las niñas lideradas por una mentirosilla Lucía (debido al juego de cartas del mentiroso que siempre perdía) prefirieron jugar a las cartas antes que tanto fútbol. Un hurra por ellas. Antes de que diera el final del partido entregamos los últimos premios del campamento: a Ismael por ser el mejor triplista camiseta, a Miguel Ángel por ganar los concursos de habilidades otra camiseta pero de tirantes y para Carmen María y Antonio por ser los mejores de los pequeños en sus respectivos partidos una pelota de baloncesto.

Para terminar, como era la última noche de campamento, permitimos unas pequeñas fiestas controladas dentro de los cuartos. Controladas porque los monitores nos repartimos estratégicamente por zonas. Aunque no hizo falta ningún control. Ellos saben cómo tienen que actuar entrada la madrugada.

Mañana nos espera un día de playa… sólo playa. Bueno, antes toca ordenar las maletas e ir a comprar unos pequeños regalos para los papis. Tanta pena me da el fin que no quiero terminar de escribir la crónica, porque de hacerlo, cerraremos la última noche de campamento.

Ahí lo dejo… mañana ¡Más!




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